

VERSOS ELEGIDOS
EROS MUNDI (1990)
Se me antoja tu atlética figura
un rosario de gratos accidentes
de la Tierra y sus mares circundantes
que me excitan cual vahos del Naciente.
El perfil de tu cara caprichosa
me recuerda la Atlántida perdida,
que va hundiéndose en líquidos ignotos
como lo hace la América sufrida.
Cada globo ocular es un espejo
y entre ambos, diabólicos, reflejan
con sus gélidos brillos de diamante;
a Ladoga y Onega se asemejan.
Me esclaviza la cómica abertura
de tu boca en el Valle de la Luna;
más me embrujan los sones de tus voces
en un canto que, cálido, me acuna.
Ha querido el destino que me pierda
la tan grata, quizá, maravillosa
dentadura estética, brillante,
Cordillera de Cumbres Rocallosas.
Vive dentro del Valle una criatura
hechicera, que atrae prestamente
y que me hace palpar como se sienten
en Arkángel, del Golfo, sus corrientes.
Comparando tu apéndice nasal
con las joyas de nuestra Geografía
fue posible saber que se destaca
como lo hace -deltaica- Alejandría.
Homenaje de mayas y de aztecas
es el Istmo basal de tu cabeza
sostenida, como Atlas tuvo al Mundo
irradiando su homérica belleza.
Prosiguiendo con más expediciones
me detengo en dos montes nepaleses.
¿Qué pariente tendrás del Himalaya,
si en tus pechos el Everest pareces?
Se deshojan tus dedos en racimos
aparentando penínsulas griegas;
y se estiran, extremos, implacables,
los durísimos fiordos de Noruega.
Es difícil saber por qué razón
son tus miembros columnatas tan gruesas;
en su estilo muy fácil se aproximan:
Santa Fe, si no Italia, no interesa.
El Mar Caspio aparece entre soportes
presentando curiosa formación.
¡Qué decir! Quizá el Mediterráneo
es ejemplo mejor de depresión.
La perversa hendidura en tu Ecuador...
¡Quién mejor que Colón para internarse!
Mas...¡Cuidado! Ni siquiera el Mar Rojo
daría tanto pánico al cerrarse.
Pero hay otras salientes como rocas
si giramos, en grados, ciento ochenta:
son dos panes, de Río de Janeiro,
tentaciones de azúcar, caigo en cuenta.
No quisiera mirarte ni pensar
nunca más en tu físico de mapas,
ya que si hago un intento por marcarte,
como el Nilo de mi África te escapas.
F I N
PERSEVERANCIA (1991)
Como la gota de agua perfora
a la roca que ha vivido milenios
en estado eterno, inalterable,
yo, seguiré insistiendo.
Como el cóndor señorial de los Andes
vigilante de las sierras y los llanos
que se yergue en estampa de leyenda;
yo, seguiré esperando.
Como la luciérnaga bajo el Sol,
o como el roble que rechaza al viento,
como arena besada por las olas,
yo, seguiré sintiendo.
Porque me queda la esperanza viva
y estás más cerca de mi tibia mano
y estamos juntos cuando hacemos falta,
yo, te seguiré amando.
F I N